En Bilbao Bizkaia hay toda una red de rutas ciclables que recorren gran parte del Territorio: las conocidas como bidegorris, - en español, literalmente, ‘caminos rojos’ - y reconocibles por su característico color rojo; las vías verdes que siguen los caminos abiertos por trenes mineros; vías específicamente acondicionadas para el tráfico de bicicletas; carriles-bici en los entornos urbanos de las ciudades; y sendas ciclistas en plena naturaleza. Todo un mundo de posibilidades para disfrutar de la bicicleta pasando por algunos de los rincones más especiales de Bizkaia.

Una vez puesta a punto la bicicleta, una ruta perfecta para descubrir la margen izquierda de la Ría del Nervión es la que parte desde el antiguo cargadero de mineral de Barakaldo, y tras atravesar los terrenos antiguamente ocupados por la industria llega a la localidad de Sestao. La ruta continúa hacia Portugalete, donde hay que coger un desvío para ver su famoso Puente Bizkaia. Desde la villa jarrillera se continúa hasta la playa de La Arena, en Muskiz. Por este inmenso arenal frente al Cantábrico también pasa una ruta circular que enlaza Muskiz con Itsaslur, una vía por la que antaño circulaba un tren minero que aún conserva junto al mar vestigios de la actividad minera.

En la margen derecha del Nervión, a los pies del Puente Bizkaia, comienza una ruta por Getxo que pasa junto al paseo de las grandes villas, construidas por la alta burguesía de Bizkaia a finales del siglo XIX y principios del XX, para alcanzar el encantador Puerto Viejo de Algorta. Después se dirige al puerto deportivo bordeando la playa de Ereaga, y desde allí se encamina hacia el Humedal de Bolue, un paraíso para las aves y los anfibios.

Enkarterri también tiene un buen número de rutas ciclistas para descubrir el patrimonio natural e histórico de la comarca más occidental de Bizkaia. Siguiendo el curso del Kadagua por el antiguo trazado del ferrocarril de La Robla por La Quadra, Sodupe, Güeñes y Zalla, esta ruta que coincide en parte con el Camino del Norte de la ruta jacobea permite disfrutar de un paisaje salpicado de baserris (caseríos) y bosques, imponentes casas-torre medievales como la Torre Salcedo de la Quadra, y brillantes ejemplos de los palacetes construidos por los ‘indianos’, como la Villa Urrutia en el Parque Arenatza. En el casco histórico de Zalla arranca otra ruta que alcanza el parque Bolumburu, en el que se pueden contemplar la antigua ferrería, la ermita de Santa Ana y la casa-torre medieval. Siguiendo la vía ciclista se llega hasta La Mella, donde perviven el Palacio de Urrutia y la ermita de San Antonio de la Mella, una peculiar capilla funeraria privada, separadas por la antigua vía romana Flaviobriga-Pisoraca.

En Lea Artibai se puede recorrer la ruta desde la marinera localidad de Lekeitio, uno de los pueblos pesqueros con más encanto de la costa de Bizkaia, hasta el interior de la comarca. Por el camino, siguiendo el curso del río Lea aguas arriba entre vegetación y árboles de ribera que son el hogar del visón europeo, se rueda por el antiguo camino real que cruza Amoroto y se pasa junto al complejo ferromolinero de Bengolea, en Gizaburuaga antes de alcanzar Aulesti entre bosques, prados y huertas.

Las ciudades también son un buen lugar para disfrutar de las bicicletas. En Bilbao, por ejemplo, hay 43 puntos de préstamo de bicicletas eléctricas repartidos por toda la ciudad, que unidos a los carriles bici que cruzan gran parte de la capital de Bizkaia hacen que sean una de las mejores maneras para disfrutar del Botxo parando a tomar un pintxo para reponer fuerzas, por supuesto. Aunque otra buena opción de unir turismo y bicicleta es reservar un tour por la ciudad, y aprovechar al máximo el tiempo desplazándose a dos ruedas por los lugares más emblemáticos de Bilbao, como las Siete Calles, el Ensanche, Abandoibarra o el Museo Guggenheim Bilbao. También se pueden reservar salidas en BTT por los parques naturales y las cimas de nuestras montañas, que harán las delicias de los amantes de la adrenalina.

Además, repartidos por toda la geografía de Bilbao Bizkaia se pueden encontrar una extensa red de ‘Puntos bici’, puntos estratégicamente ubicados en los lugares de mayor tránsito de ciclistas en los que se pueden poner a punto o reparar, gratuitamente, sus bicicletas. Cuentan con las herramientas más habituales para las tareas de mantenimiento y reparación más comunes, un sistema de inflado, y una toma de agua para la limpieza de las mismas.