Metro Bilbao se ha convertido en uno de los símbolos de Bilbao. Los accesos a través de unas estructuras que recuerdan a transparentes conchas - conocidas como ‘fosteritos’ por su autor, el influyente arquitecto británico Norman Foster, son una de las señas de identidad de la ciudad. Y en el interior, las grandes estaciones en caverna llenas de luz, mezclan de manera original, sencilla y eficaz la ingeniería con la estética y la arquitectura. Tanto es así que Metro Bilbao obtuvo en 1998 el prestigioso Premio Brunel de Arquitectura ferroviaria en su globalidad y por la estación de Sarriko en particular.

El trazado de la red de Metro Bilbao consta de un tronco común a lo largo de la ciudad que se despliega en dos líneas para dar servicio a las localidades en ambas márgenes de la Ría de Bilbao y de la costa de Bizkaia hasta Plentzia, además de una tercera línea para comunicar los barrios más alejados.

Gracias a un viaje de pocos minutos en Metro Bilbao se puede descubrir el centro de la capital de Bizkaia y los principales puntos de interés del área metropolitana de Bilbao, parando en estas estaciones:

Zazpikaleak / Casco Viejo: nada más salir de la estación estamos en pleno centro histórico de Bilbao, el lugar donde surgió la Villa y se respira historia: El puente y la iglesia de San Antón, el Mercado de La Ribera, la Catedral de Santiago, las medievales Siete Calles, la Plaza Nueva, el Museo Vasco, los palacios de la nobleza y la casas de pescadores, el Teatro Arriaga y el Paseo del Arenal… Además, el Casco Viejo es el lugar perfecto para degustar pintxos en tabernas de toda la vida y pasar un día de compras en los comercios tradicionales o en las tiendas más actuales.

Abando: saliendo de la estación - no hay que olvidar admirar su impresionante vidriera - se encuentra la Plaza Circular y la estatua de Don Diego Lope de Haro, fundador de la Villa, y muy cerca los Jardines de Albia, un pequeño oasis en la ciudad; paseando entre las cercanas calles, entre tiendas, bares y restaurantes, se pueden ver algunos de los edificios más interesantes de Bilbao. Destaca  las fachadas modernistas  del Teatro Campos y del Edificio Guridi, la moderna Biblioteca Foral y el Palacio Foral, sede del gobierno del Territorio.

Moyúa: esta plaza siempre cubierta de flores está situada en el centro de la Gran Vía, la gran arteria comercial del Ensanche, flanqueada por los burgueses Palacio Chavarri y Hotel Carlton. Cerca, en Alameda Recalde, la sugerente Casa Montero y la curiosa fuente de la Plaza Jado. Y siguiendo Alameda Mazarredo se llega a Isozaki Atea, Zubizuri y el Palacio Ibaigane. La cercana calle Iparragirre conduce hasta los dominios de Puppy, el adorable cachorro que custodia el Museo Guggenheim Bilbao. Y avanzando por la Gran Vía están el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el parque de Doña Casilda, el pulmón verde de la ciudad.

Santimami/San Mamés: Una parada imprescindible para descubrir uno de los símbolos de Bilbao y de toda Bizkaia: San Mamés, hogar del Athletic Club, un club con una filosofía única. Además de al moderno estadio y su museo, desde esta estación se accede a Abandoibarra, al palacio de la música Euskalduna Jauregia y al Itsasmuseum. La plaza del Sagrado Corazón, con su inmensa escultura, conduce hasta Olabeaga, “la pequeña Noruega”, que conserva el antiguo carácter portuario en sus casas de colores. Y, en frente, Zorrotzaurre, la “isla” de Bilbao que aúna vestigios del pasado industrial con actividades culturales alternativas.

Areeta: atravesando este bonito barrio de Getxo en dirección a la Ría de Bilbao se llega hasta el Puente Bizkaia, el coloso de hierro que lleva más de 125 años uniendo ambas márgenes con una barquilla que sobrevuela las aguas del Nervión. Además, la pasarela en la cima del primer puente transbordador del mundo ofrece unas impresionantes vistas de la bahía del Abra, hacia el mar, y del área metropolitana de Bilbao hacia el interior. Un agradable paseo junto al mar desde esta estación lleva hasta el Paseo de las Grandes Villas, un recorrido por las viviendas palaciegas más espectaculares erigidas por la burguesía de Bizkaia a finales del siglo XX y principios del XX.

Algorta: desde esta estación se llega caminando a algunos de los mejores rincones de Getxo: el Puerto Viejo, con sus estrechas calles llenas de coloridas casas y ambiente marinero; las restauradas Galerías Punta Begoña y la playa de Ereaga. Paseando junto a los acantilados verticales se puede descubrir la excepcional geología de la zona. En la ruta se encuentran el Molino de Aixerrota, construido en 1726; la iglesia de Andra Mari, con restos románicos del siglo XII; el fuerte de La Galea, que vigila el acceso a la Ría desde el siglo XVIII, y las playas de Gorrondatxe/Azkorri y Barinatxe/La Salvaje.

Sopela: esta localidad en la costa de Bizkaia es un paraíso para los amantes del mar. Desde la estación se puede acceder en un agradable paseo a tres de las playas más conocidas de Bizkaia, cada una con su propia personalidad: las de Arrietara y Atxabiribil, son grandes arenales abiertos al mar y rodeados por altos acantilados que se unen para forman una única gran playa cuando baja la marea; y Meñakoz, una pequeña cala que se conserva en estado natural y un auténtico paraíso para surfistas.

Plentzia: Al final de la L1 de Metro Bilbao, está parada conduce a una de las zonas más marineras de Bizkaia, formada por las localidades de Plentzia y Gorliz. Atravesando el puente sobre la ría del Butrón y las pequeñas embarcaciones amarradas se llega al casco histórico de Plentzia, lleno de animados bares y restaurantes. Siguiendo el paseo marítimo se alcanza el puerto y el rompeolas. Al otro lado se abre la Bahía de Plentzia y las playas de Plentzia y Gorliz, tranquilos arenales ideales para disfrutar de un día de playa con la familia o la cuadrilla. Más adelante se levanta el faro de Gorliz, desde donde se puede ver el sol sumergirse en el mar.

Portugalete: la villa jarrillera - así llamada por las jarras en las que antaño se consumía el txakoli - es una de las joyas de la Margen Izquierda de la Ría. La estación ubicada en pleno centro urbano da acceso a su casco histórico, en el que sobresalen la gótica Basílica de Santa María y la medieval Torre de Salazar. Las empedradas calles medievales llenas de historia conducen hasta la Ría, el Paseo Marítimo, el Museo de la Industria ‘Rialia’ y, como no, hasta el Puente Bizkaia, el famoso ‘Puente Colgante’ Patrimonio de la Humanidad.

Santurtzi: El puerto pesquero es el alma de Santurtzi, un pueblo que conserva su esencia marinera. Junto a los barcos pesqueros amarrados en el puerto se pueden visitar el barco-museo Agurtza, el Museo del Mar en la antigua cofradía, o degustar las deliciosas sardinas que tanta fama han dado a la localidad. El puerto también es el punto de partida para realizar excursiones en barco por la Ría o para embarcarse en una aventura para avistar ballenas en el Cantábrico. Tierra adentro Santurtzi también tiene mucho que ofrecer. El monte Serantes es un excelente mirador sobre el mar y la Ría, una atalaya protegida por las fortificaciones del Fuerte de Serantes y del Torreón de la cumbre.