Al igual que hicieron antes los pueblos prehistóricos y los romanos, el Camino del Norte de la ruta jacobea hace su entrada en Bizkaia por Markina-Xemein, una localidad en el oeste del Territorio formada por dos núcleos: la villa de Markina, fundada en 1355 por el infante Don Tello en la frontera con Gipuzkoa; y la anteiglesia de Xemein.

Markina-Xemein, uno de los pueblos más destacados de Lea Artibai, aún conserva en su casco histórico el trazado medieval original de la antigua villa amurallada, diseñada en torno a tres calles - Guen Kalea, Erdiko Kalea y Okerra - atravesadas por una cuarta - Zear Kalea -. En este entorno y los ‘arrabales’ que fueron creciendo más allá de los muros se levantaron a lo largo de los siglos imponentes palacios y torres que aún hoy siguen mostrando la relevancia de esta localidad a lo largo de la historia.

El Palacio Mugartegi o Solartekua, actual ayuntamiento y erigido en el espacio donde se encontraba el portal de la muralla medieval; la Torre Bidarte y Palacio de Murga, perfecta combinación entre la torre defensiva y un palacio residencial rodeado por un jardín; el Palacio Ansotegi, una antigua casa torre transformada en un palacio que conserva su aspecto original en la fachada de la calle Guen Kalea; la Torre Antxia o Ibarra, que muestra en su parte posterior la recia torre medieval original; la antigua Casa Consistorial y su pórtico; la Casa Ubilla; el barroco Palacio Andonegi, con sus escudos en la fachada; el Palacio Patrokua; la fortificada Torre Barroeta; la Torre Artibai, la Casa Orueta, o la Torre Ugarte… son sólo una muestra del imponente patrimonio civil de la localidad.

Las iglesias y ermitas de Markina-Xemein también reflejan el esplendor de la historia de la localidad. La más sorprendente de ellas tal vez sea la Ermita de San Miguel de Aretxinaga, junto a los dos ríos que forman el valle. En el centro de la ermita hexagonal se levanta un curioso altar compuesto por tres enormes piedras, una formación geológica natural rodeada de leyendas, como la que cuenta que pasar tres veces bajo ellas sin tocarlas es garantía de que se encontrará pareja antes de un año. Otra curiosidad de este lugar es que en la Edad Media albergo freilas, religiosas pertenecientes a una orden militar.

La Iglesia de Xemein también es espectacular. No en vano, es la iglesia de mayor tamaño de Euskadi. Erigida en el siglo XVI en estilo gótico vascongado, alberga un llamativo retablo renacentista. Adosada a ella se encuentra el cementerio, una singular muestra de los camposantos neoclásicos, configurado en torno a un patio rodeado por espacios porticados que conducen hasta la capilla, y decorado con elementos neogriegos y neoegipcios.

Otro de los indispensables de Markina-Xemein es su frontón, uno de los más afamados de Bizkaia. Tanto es así que es conocido como ‘la Universidad de la Pelota’ por la cantidad y calidad de pelotaris, principalmente de la modalidad de cesta punta, que han salido de esta cancha. En el frontón se puede disfrutar de la emoción de los partidos de cesta punta, uno de nuestros deportes tradicionales más arraigados. Para quiénes se atrevan, se organizan visitas guiadas en las que poder intentar emular a los profesionales que hacen volar la pelota, alcanzando incluso más de 300 kilómetros por hora.

Además de parada obligatoria del Camino del Norte de la ruta jacobea, Markina-Xemein también es una de las paradas indispensables de la Ruta del vino y el pescado, un camino trazado desde la Edad Media por arrieros que intercambiaban los pescados de las poblaciones costeras por trigo, sal, vinagre y vino del interior de la Península Ibérica. Precisamente cerca de Markina, en Ziortza-Bolivar, la ruta se bifurca en dos caminos para alcanzar en costa los puertos de Ondarroa y de Lekeitio. Otro bonito paseo en un cuidado entorno natural es el Sendero del Urko, que sigue el cauce de este arroyo junto a molinos, antiguas murallas y ferrerías.

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