Historia del Coto minero de Pobeña-Kobaron y vía verde Itsaslur

El Camino de Santiago a su paso por Muskiz, en el límite con Cantabria, coincide con uno de los más bellos parajes costeros de Bizkaia. Además, en este tramo, el Camino de Santiago transcurre por las Vías Verdes de Itsaslur hacia Pobeña y de Piquillo, hacia Ontón, antiguos trazados mineros que daban servicio a las importantes explotaciones mineras ubicadas en ese entorno.

Un poco de historia

  • El Camino de Santiago a su paso por Muskiz, en el límite con Cantabria, coincide con uno de los más bellos parajes costeros de Bizkaia. Además, en este tramo, el Camino de Santiago transcurre por las Vías Verdes de Itsaslur hacia Pobeña y del Piquillo, hacia Ontón, antiguos trazados mineros que daban servicio a las importantes explotaciones mineras ubicadas en ese entorno.

  • El coto minero de Pobeña-Kobaron es, sin duda, uno de los parajes más elocuentes de la minería vizcaína y del febril laboreo minero al que se vio sometido el territorio desde mediados del siglo XIX. El enclave reúne restos reconocibles de buena parte del proceso productivo que informó la extracción del hierro en Euskadi y que fue base del despegue económico e industrial de Bizkaia en época contemporánea. El coto ofrece una secuencia completa de esta actividad: desde la propia mina a cielo abierto hasta la exportación del mineral a través del cargadero de costa, pasando por los diferentes métodos de transporte, tratamiento y preparación mecánica y manual de los materiales. Es su calidad de conjunto, unida al incomparable marco natural, lo que permite, sin grandes esfuerzos, la recreación de un pasado de fuertes reminiscencias mineras.

  • En Pobeña-Kobaron se asentaron cinco explotaciones mineras, de las cuales la más importante fue la de la mina Amalia Vizcaína, cercana al barrio de Kobaron. Es una mina que se explotó, como la mayoría de la zona, a cielo abierto, practicando callejones de ataque en la ladera hasta localizar la veta. Una vez conseguido el objetivo, se procedía al vaciado de la cuenca. Frecuentemente, cuando el nivel freático subterráneo se perforaba al realizar estas galerías de exploración, el agua inundaba los frentes de extracción. Así surgió un pequeño lago artificial conocido en el lugar como Cueva de la Encantada. Sin embargo, lo que más llama la atención de este paraje son las dos moles gemelas de los hornos de calcinación de la Amalia Vizcaína, en pie, aunque arruinados, construidos a principios del S.XX.

  • De entre los elocuentes vestigios conservados hay que destacar, por lo imponente de su estructura, tanto los dos hornos de calcinación de la Amalia Vizcaína, construidos en 1900, que aún siguen en pie, como los restos del monumental cargadero de mineraldel Castillo, asociado al ferrocarril con el que la Compañía McLennan sacaba el hierro de las minas circundantes y lo ponía rumbo a tierras inglesas. En 2008 una tempestad marina arrancó su estructura metálica, pero aún se conserva su impresionante base cimentada de piedra. Único en su género en Bizkaia, constituye una de las imágenes de mayor reclamo iconográfico de todo el coto y un impresionante mirador al mar.

  • Además del coto Amalia Vizcaína, en el barrio de Kobaron, dirección hacia Ontón (Cantabria) también podemos encontrar restos del coto El Hoyo – Ontón. Pertenecían a este coto la mina Josefa y Celedonia. Desde finales del siglo XIX hasta la década de 1970 se extrajo el hierro de estas minas, llevándolo por ferrocarril al cargadero de Piquillo en Ontón para ser exportado por mar. El mineral de hierro se extraía de las galerías y, entre los años 1916 y 1929 se construyeron una batería de 6 hornos para calcinar el mineral y mejorar así su ley férrica. El mineral calcinado se almacenaba en el depósito de carbonato que, mediante un tranvía aéreo mono cable, era llevado hasta la ensenada de Ontón donde a través del cargadero de Piquillo, se introducía en barcos. para su expedición por mar.

  • En 1962 la ley del mineral de hierro descendía por lo que se construyó una planta de escogido que permitía mejorar en origen la ley del mineral conseguido tras la calcinación de los carbonatos. El mineral llegaba hasta aquí mediante una cinta transportadora de la que se conserva su huella. Así, solo se cargaba el mineral que iba a ser expedido y no los estériles que eran seleccionados y separados a pie de cargadero. Los estériles, o materiales de desecho, que se generaban en este proceso eran amontonados en grandes escombreras que aún se contemplan ya revegetadas.