Historia de D. Evaristo de Churruca: el ingeniero que “domó” la ría
Bilbao, Bizkaia, y Euskadi en su conjunto tienen una deuda fundamental con el ingeniero Evaristo de Churruca.
Como máximo responsable desde 1877 Junta de Obras del Puerto de Bilbao, este audaz ingeniero lideró las obras necesarias para el encauzamiento de la ría, una de las mayores obras de ingeniería que se ha desarrollado en Bizkaia en toda su historia.
Un poco de historia
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La actividad naval y portuaria de Bilbao, desde sus comienzos en el siglo XIV, ha ido convirtiendo a la ría del Nervión-Ibaizabal en el eje vertebrador de metrópoli bilbaína. Desde el desarrollo definitivo de la industrialización, la ría se convirtió en un espacio de trabajo, de movimiento imparable en la estiba y desestiba de mercancías, el transporte de personas, barcos y gabarras que crearon un universo paisajístico de gran potencia visual.
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La propia fisonomía de la ría, tal y como se conoce hoy en día, es consecuencia directa del proceso de industrialización de Bilbao y los municipios de su entorno, en ambas márgenes del cauce fluvial. Sus puentes, muelles, embarcaderos, cargaderos, etc. responden a la idea comercial y de desarrollo económico que, desde mediados del siglo XIX, caracterizó este entorno.
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Si nuestros antepasados de siglos atrás vieran hoy la ría de Bilbao no la reconocerían. Sin duda, el propio encauzamiento de la ría ha sido una de las mayores obras de ingeniería que se ha desarrollado en Bizkaia en toda su historia. No fue nada fácil conseguirlo. Aunque Bilbao era un puerto seguro, libre de fuertes tormentas y ataques de corsarios, remontar los 15 kilómetros de ría era toda una aventura para los marinos.
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Entrar en la ría desde el Abra fue el principal quebradero de cabeza debido a la famosa “barra de Portugalete”, un banco de arena en el fondo que se movía a su albedrío y marcaba las travesías de los barcos por los estrechos pasos que formaba el reflujo de la marea. Superado este obstáculo, los capitanes debían evitar el conocido como bajo de El Fraile, ubicado en la curva de Axpe, a la altura de Erandio, donde un descuido podía hacer embarrancar los navíos. La vuelta de Elorrieta fue otro valladar, ya que no permitía maniobrar a los buques con gran eslora, al igual que la curva de Zorrotza. Para los que podían subir hacia la villa les quedaba otro punto negro, los churros de Olabeaga, un banco de cantos rodados y arena de más de un kilómetro de longitud que obligaba a las grandes embarcaciones a desembarcar en este punto sus mercancías para luego ser subidas en gabarras hasta el Casco Viejo.
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Toda una serie de impedimentos naturales que obligaron al Consulado de Bilbao, ya en el siglo XVI, a efectuar trabajos menores de mejora en el encauzamiento. En el XVII, los poderes locales construyeron el primer canal en la ría, frente al actual Campo de Volantín, que evitaba la curva existente en Uribitarte. Entonces, como ahora, ello supuso crear una isla, la de Uribitarte, una porción de tierra que se mantuvo hasta el siglo XIX cuando las autoridades decidieron rellenar el brazo natural de la ría y dejar como cauce actual el tramo artificial.
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El 27 de noviembre de 1877, tomaba posesión de la Junta de Obras del Puerto el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Evaristo de Churruca. Su primera decisión fue estudiar la situación de la ría, las obras necesarias y el establecimiento de prioridades. Su decisión fue ejecutar en primer lugar el Dique de encauzamiento conocido como Muelle de Hierro, con objeto de eliminar la peligrosa barra. Bilbao, Bizkaia, y el País Vasco en su conjunto tienen una deuda fundamental con Evaristo de Churruca. Y también con quienes decidieron en su momento solicitar la creación de la Junta de Obras del Puerto, los componentes de la Junta de Comercio cuyo vicepresidente era Emiliano Amman (el presidente era el gobernador de la provincia) y con otro ingeniero de caminos, Pablo de Alzola, quien se encargó en 1871 de «la redacción de un ligero proyecto y presupuesto alzado para facilitar la entrada del puerto y la navegación por la ría» y que fue el origen de la Real Orden de 19 de noviembre de 1872 de creación de la Junta, predecesora de la actual Autoridad Portuaria.