Historia de la Vivienda obrera de Sestao
El problema de la vivienda durante la industrialización en Sestao fue crítico. Los primeros emigrantes se instalaron vía subarrendamiento en los bloques de viviendas erigidos en torno a las fábricas al calor del nuevo devenir económico.
Pero la necesidad de alojamiento para los recién llegados fue tal y tan concentrada en el tiempo que se convirtió en un problema social de primer orden.
Un poco de historia
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El proceso de urbanización en Sestao siguió un movimiento ascendente comenzando en 1875 en las zonas de San Francisco y La Punta, próximas al límite jurisdiccional con Barakaldo, para seguir después hacia Urbinaga y Rivas en 1880. Más tarde, en 1882, se emprendió la edificación en el área de Simondrogas y la Vega Nueva, continuando en 1885 por Chávarri y en 1888 por La Iberia. Con la llegada del nuevo siglo, las nuevas construcciones alcanzaron la zona alta, poblando en parte el Kasco. Posteriormente, en 1920 los barrios de Vista Alegre y Kueto se unieron al proceso, empezando a poblarse hacia 1930 las áreas de San Pedro y Albiz.
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El problema de la vivienda durante la industrialización en Sestao fue crítico. Los primeros emigrantes se instalaron vía subarrendamiento en los bloques de viviendas erigidos en torno a las fábricas al calor del nuevo devenir económico. Pero la necesidad de alojamiento para los recién llegados fue tal y tan concentrada en el tiempo que se desarrollaron, incluso, tipologías constructivas como la casa de corredor o corral, en las zonas de La Punta (1885) y La Galana (1892), reduciendo al mínimo el espacio destinado a cada familia. Entre tanto, la corporación local consentía la edificación anárquica y el amontonamiento de su población.
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Esta despreocupación por parte del ayuntamiento motivó la intervención del Gobernador Civil en las formas de convivencia de Sestao en 1880: como medida cautelar se fijó el número de huéspedes que cada casa podía albergar, además de la familia residente, sin poner en peligro la salud y la higiene pública. Además, a partir de 1884, coincidiendo con los primeros brotes de cólera en Francia, se exigió que todas las viviendas tuvieran aseo. Ya en la década de los 90 se incrementaron las exigencias municipales en cuanto a la higiene, ventilación y saneamiento de los inmuebles existentes y de las nuevas construcciones. También se insistió en la total prohibición de la cría de cerda y otros animales en los patios, las buhardillas, los desvanes, y fundamentalmente en las habitaciones, pero no se abordó de forma directa el problema de la vivienda.
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Las 40 casas del grupo La Unión fueron concebidas en 1922 por el arquitecto Santos Zunzunegui. Sus viviendas son amplias: 84 m2 distribuidos en dos niveles. En la planta baja tenían originalmente el vestíbulo, la sala-comedor, la cocina, la despensa y el retrete, mientras que en el primer piso estaban los tres dormitorios que necesitaba toda familia: uno para el matrimonio, otro para los niños y otro para las niñas. Además, siguiendo el modelo inglés de ciudad-jardín, tenían un jardín delantero y un pequeño huerto en su parte trasera.
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Justo al lado del grupo La Unión, se ubica “La Galana”, el ejemplo más antiguo de vivienda obrera que queda en Sestao: fue diseñada por el maestro de obras Francisco Berriozabal en 1892, décadas antes de que se redactaran las primeras leyes para regular la construcción de casas para trabajadoras y trabajadores. Los pisos son pequeños y se abren a una galería, que hace las veces de distribuidor y acceso. Aunque este elemento fue creado para favorecer la ventilación y la iluminación natural de las viviendas, ha supuesto siempre un importante problema para quienes habitan aquí, ya que el número de ventanas resulta escaso.
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La vivienda obrera de La Unión es una vivienda de alto valor patrimonial que, además, está muy cerca de otro de los recursos de referencia de Sestao como es la vivienda La Galana, por lo que la vivienda visitable es, sin duda, un recurso clave en la oferta de turismo industrial del municipio.
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Cuatro décadas separan a estos dos modelos de casas obreras, tan distintos entre sí. Si algún día te sales de la ruta marcada en este laberinto, encontrarás otros grupos de viviendas, salpicados por todo Sestao. Te invitamos a que, cuando los descubras, recuerdes que están estrechamente vinculadas con la industria vizcaína.