Historia del tigre de Deusto

Un edificio industrial reconvertido para usos residenciales con la imponente escultura de “el tigre” de 9 metros en su torre.

Un poco de historia

  • Este peculiar edificio fabril, emplazado en la ribera de Botica Vieja, del barrio de Deusto, se ha convertido en los últimos años en uno de los símbolos más populares del pasado industrial de Bilbao. Fue diseñado por el arquitecto vizcaíno Pedro Ispizua Susunaga en 1940, para alojar la fábrica de correas del industrial Jesús Muñoz Mendizábal. Muñoz Mendizábal poseía en este mismo solar de Deusto un pequeño pabellón que decidió derribar para construir un nuevo edificio, con la intención de instalar en él sus oficinas y exposición y alquilarlo a diversas industrias ligeras, aunque ya en 1940 tres de las plantas eran utilizadas por la intendencia militar, dependiente del Ministerio de Defensa.

  • Por lo demás, se trata de una construcción racionalista, caracterizada en líneas generales por su austeridad. Es un edificio sobrio, de estética industrial, con escasos elementos ornamentales. Los pocos que hay son ciertamente muy llamativos, pero se concentran en el piso superior, en especial en la esquina y en la fachada de la calle Rafaela Ibarra.

  • En la actualidad, el edificio industrial, deteriorado por el uso y paso de los años, ha sido reconvertido en bloque de viviendas, habiendo sido restaurada su fachada y totalmente renovada la cubierta, además de haberse compartimentado y estructurado el interior conforme a su nuevo destino: pisos y apartamentos.

  • El proyecto inicial de Ispizua, un edificio de reducidas dimensiones, se vio modificado a lo largo del tiempo, ampliándose tanto su planta como el número de alturas hasta adquirir las dimensiones finales que aún hoy en día podemos contemplar. Pero lo que realmente distingue y personaliza al inmueble es el remate escultórico que se ubica sobre la torreta o templete construido en la misma esquina de la «L» del edificio: un imponente tigre de hormigón de nueve metros de longitud, obra de Joaquín Lucarini, escultor vasco que colaboró con cierta asiduidad en la obra de Ispizua.