Historia de los muelles de Bilbao
Los actuales muelles de Urazurrutia, Marzana, La Merced, Ripa, Arenal, Uribitarte, Olabeaga.., hoy convertidos en amables espacios públicos, rememoran con sus nombres aquellos años en los que estas zonas
eran un crisol de vidas y un trajín de carga y descarga de mercancías.
Un poco de historia
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Es sabido que Bilbao fue Puerto antes que Villa, ya que la fundación de la villa de Bilbao es posterior a la del Puerto de Bilbao, como se demuestra en la propia Carta Puebla fechada en 1300.
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Bilbao ha sido durante siglos punto de entrada y de salida de personas y mercancías confiriéndole un matiz especial y distinto al de otras ciudades costeras cercanas como, por ejemplo, Donostia. Bilbao, puerto de importancia en el Cantábrico desde tiempos inmemoriales, contaba con una amplia zona de muelles que llegaban desde el puente de San Antón hasta Olabeaga. Bilbao no puede concebirse sin este tráfico marítimo, puesto que tradicionalmente el comercio bilbaíno se venía nutriendo a través de los muelles de aquellos productos necesarios para su buen desenvolvimiento. De este modo, los muelles de Bilbao eran un enjambre de buques, gabarras y trabajadores al que se unía el trasiego de géneros y mercancías. El rudo trabajo de carga y descarga de los buques, desarrollado en gran parte por mujeres, quienes también se dedicaban al arrastre de las gabarras. La elección del trabajo femenino obedecía a que era más barato y más dócil. En este tipo de actividades las desgracias eran continuas, ya que las cargueras se veían obligadas a utilizar una simple tabla para el paso de tierra al buque, con el peligro que entrañaba de caídas con graves consecuencias.
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Así, durante décadas, las autoridades bilbaínas y provinciales llevaron cabo una política de dotar al puerto de Bilbao de las infraestructuras necesarias para su buen funcionamiento. Se fueron mejorando los muelles a lo largo de la Ría y se les equipaba de un rápido acceso con carreteras, tranvías y ferrocarriles.
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Los actuales muelles de Urazurrutia, Marzana, La Merced, Ripa, Arenal, Uribitarte, Olabeaga.., hoy convertidos en amables espacios públicos, rememoran con sus nombres aquellos años en los que estas zonas eran un crisol de vidas y mercancías.