Sus empinadas cuestas y escaleras, sus pequeñas casas blancas apiñadas y sus clásicos restaurantes de pescado han convertido al Puerto Viejo de Algorta en uno de los destinos más bellos de la costa vasca.

Caminar por las calles del Puerto Viejo de Algorta supone un viaje en el tiempo. Las casas antiguas de pescadores, sus callejuelas y cuestas huelen a salitre, a pescado y a tradición arrantzale. Las calles Portuzarra y Aretxondo son las dos principales arterias que conforman este pequeño espacio aunque no faltan los parques y las plazas llenas de bares y del mejor ambiente. Habitualmente las cuadrillas se reúnen en sus calles para tomar algo y saborear los pintxos de las suculentas barras de los bares mientras disfrutan de unas magníficas vistas a la bahía del Abra.

Rodeado por el mar, los acantilados y las playas de Getxo, el Puerto Viejo forma parte del conjunto monumental con categoría de Bien Cultural calificado por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco.

Historia del Puerto Viejo

Antiguo pueblo de pescadores, el Puerto Viejo hoy en día se ha reconvertido en zona de ocio y recreo para locales y visitantes. Constituye uno de los lugares con más historia y tradición de Getxo. Sus orígenes se remontan a los siglos XVII y XVIII y están unidos a las especiales condiciones físicas y meteorológicas del Puerto del Abra.

El Puerto Viejo consiguió tener una gran importancia gracias a la combinación de la pesca de bajura en pequeñas embarcaciones y a los lemanes (expertos conocedores del fondo marino) que ayudaban a los barcos a sortear los arenales para entrar y salir de Bilbao. De hecho, esta “barra de arena” fue el motivo por el que muchos navíos naufragaban en la zona. Con el tiempo, se llegó a crear incluso un equipo de salvamento para actuar en estos casos, la Estación de Salvamento de Náufragos.

A medida que las actividades marítimas crecían, los marineros de Algorta sintieron la necesidad de crear un organismo que las regulara. De esta manera, surgió la Cofradía de Mareantes de San Nicolás de Algorta.

No te lo puedes perder

Antigua ermita de San Nicolás. El origen de la antigua ermita de San Nicolás data de 1634, cuando la Cofradía de Mareantes de San Nicolás de Algorta la eligió como sede para sus primeras reuniones. En el siglo XIX, la ermita fue clausurada pero se convirtió en Escuela Náutica. Más tarde, a principios del siglo XX, tras una gran reforma, fue reconvertida en casa de vecinos perdiendo así toda su esencia religiosa. Actualmente solo conserva el ábside central de la construcción.

Arrantzale y Sardinera. Ambas esculturas rinden homenaje a dos antiguas profesiones que ya no se ejercen en el Puerto Viejo, el arrantzale (pescador) y la sardinera. Están situadas en el pretil de Riberamune desde donde los lemanes divisaban los barcos que querían entrar a puerto para ayudarles en su tarea.

Plaza del Arrantzale. A pocos metros de distancia de Riberamune se encuentra la plaza del Arrantzale, rodeada de árboles y de las encantadoras casas típicas de pescadores del Puerto Viejo. Una zona perfecta para potear y tomar algún pintxo.

Etxetxu. Esta emblemática casa fue construida en el siglo XVIII por la Cofradía de Mareantes como sede para celebrar sus reuniones. Se considera el epicentro del Puerto Viejo. Durante cierto tiempo albergó el antiguo Ayuntamiento de Getxo. Posee una única planta cerrada, con un soportal abierto y banco corrido.

Riberamune. Se sitúa en el descansillo de las escaleras que conducen al puerto, justo al lado de la casa Etxetxu. Durante generaciones este pretil fue el lugar habitual de reunión de marinos y pescadores desde donde oteaban el horizonte en busca de barcos a los que ayudar con su labor.

Sireno de Getxo. No se trata del ser mitológico per se sino de una fotografía del autor argentino Marcos López. Fue expuesta en el Festival Internacional de Imagen Getxophoto y comprada por el Ayuntamiento del municipio para ser expuesta en el Puerto Viejo. Es una obra dinámica que interactúa con el mar, dejando ver y ocultando parte de su anatomía en función de las mareas.