En el interior de Bilbao Bizkaia se suceden las montañas y los valles, un enorme tapiz verde en el que se mantienen los ritmos naturales ligados a la vida rural. Un escenario lleno de rincones para descubrir y disfrutar al aire libre en una ruta en coche.

Partiendo desde Bilbao, la primera parada de la ruta es en Durango, una villa medieval situada en el centro geográfico de Bizkaia y puerta de acceso a los valles y picos del interior de Bilbao Bizkaia. Para sumergirse en su centro histórico y descubrir todo su encanto medieval hay que entrar por el arco de Santa Ana, la puerta que daba acceso a la localidad a través de las murallas. En el interior no hay que perderse la renacentista Torre Lariz, la colorida fachada decorada del Ayuntamiento y callejear por las estrechas calles comerciales del centro hasta llegar a la Basílica de Santa María de Uribarri y su imponente pórtico. Tampoco hay que dejar la oportunidad de acercarse hasta el Museo Kurutzesantu para admirar la gótica cruz de Kurutziaga y descubrir la historia y personalidad de este pueblo entre montañas.

Desde Durango el viaje continúa en dirección a Elorrio, aunque antes de llegar es una buena idea hacer un alto en el camino para pasear por la Vía Verde de Arrazola entre los suaves paisajes de la Bizkaia rural, un agradable paseo siguiendo el trazado de un antiguo tren minero a la sombra del Anboto. Para los más animados, al final del camino arranca la subida al Betsaide, el punto donde se unen los tres territorios vascos, para gozar con unas vistas impresionantes.

Ya en Elorrio, lo mejor es dejarse llevar y disfrutar de su impresionante patrimonio, como sus medievales palacios y casas con escudos en sus fachadas, la impresionante basílica de la Purísima Concepción, o el monasterio de Santa Ana. Los románticos jardines de las mansiones, la conocida como Fuente del Amor o el columpio de Mendraka son los rincones imprescindibles para las parejas enamoradas. Y a pocos minutos del centro histórico se puede visitar uno de los lugares más misteriosos de Bizkaia, la necrópolis de Argiñeta, un conjunto de monumentos funerarios medievales en un entorno natural mágico.

Volviendo hacia Durango, la siguiente parada de la ruta es el Parque Natural de Urkiola, un impresionante entorno natural formado por pastos, bosques y cumbres de roca en los que viven más de 137 especies de animales y, según se cuenta en las leyendas, algunos de los seres más conocidos de nuestra mitología. Por ejemplo, Mari, nuestra diosa madre, que habita gran parte del año en una cueva escondida en Anboto. El Santuario de los Santos Antonios (Abad y de Padua) también es un lugar rodeado de mitos, como el que cuenta que si das vueltas alrededor de la roca que hay en su entrada encuentras pareja.

Para continuar la ruta y seguir disfrutando del aire puro de las montañas del interior hay que dirigirse hacia el Valle de Arratia, que discurre entre Urkiola y otra de las cimas míticas de Bizkaia: el Gorbeia. Pasando por el histórico pueblo de Igorre, ideal para hacer un alto para pasear y admirar su arquitectura, se llega a Areatza, una de las puertas de entrada al Parque Natural de Gorbeia, donde además de su impresionante patrimonio artístico se encuentra Parketxe, el centro de interpretación para comprender mejor la reserva natural más grande de Euskadi.

Para subir a la cima más alta de Bizkaia en una sencilla ruta caminando, lo mejor es dejar el coche en el área recreativa de Pagomakurre e iniciar la ascensión hasta la Cruz del Gorbeia, a 1.842 metros de altitud. Las vistas desde la cumbre dejan sin aliento. El entorno del Gorbeia es perfecto para el senderismo, para pasear por lugares llenos de encanto como el hayedo de Otzarreta o para descubrir la tranquilidad y la riqueza patrimonial de los pueblos del interior, como Otxandio o Dima.

La ruta continúa hacia Orduña, un pedazo de Bizkaia enclavado entre tierras alavesas y burgalesas, donde además de la mayor plaza medieval de Euskadi y un casco histórico plagado de palacios e iglesias - testimonios de la importancia durante siglos de la única localidad de Bizkaia que ostenta el título de ‘ciudad’ -, nos espera un idílico entorno rural salpicado de pequeñas aldeas.

Además, la sierra que rodea Orduña ofrece uno de los espectáculos naturales más sorprendentes de Bizkaia, el Salto del Nervión. Antes de convertirse en la poderosa Ría que ha dotado de su carácter a Bilbao, el Nervión se precipita desde 270 metros de altura, formando la cascada más alta de la Península Ibérica. Especialmente en época de lluvias, y desde el mirador que se asoma al vacío, la panorámica que ofrece la característica forma de cola de caballo de la cascada es sobrecogedora.

Para volver a Bilbao después de tantas emociones lo mejor es dirigirse hacia el norte y hacer una parada en Gordexola, donde se puede hacer un alto para conocer las imponentes casas que construyeron al volver a sus pueblos de origen los y las indianas, las personas que hicieron fortuna en las Américas, o para descubrir las ferrerías donde se moldeaba el hierro que se extraía de las minas cercanas.