Sin duda, recorrer los valles escondidos de Las Encartaciones es descubrir los paisajes y la historia de Bizkaia. 

Sin ir más lejos, la Ferrería El Pobal en Muskiz, construida a principios del siglo XVI, es testigo vivo de la estrecha relación de Bizkaia con el hierro desde antes de la revolución industrial, así como de la aparición de las grandes explotaciones mineras y de los gigantes del acero. Como nos recuerda el aventurero Gotzon Mantuliz, en Bizkaia “somos lo que somos gracias a nuestro vínculo con el hierro y con el fuego”. 

Las construcciones y la maquinaria de la fragua y del molino reformadas en el siglo XIX convertían el mineral de hierro de los montes cercanos en todo tipo de herramientas para la labranza, materiales para la construcción de casas, palacios y barcos, e incluso espadas. Aún hoy siguen funcionando gracias a la fuerza del agua en demostraciones en directo que nos enseñan cómo trabajaban el hierro los antiguos ferrones, entre golpes de martillo y las llamas de la fragua. 

Muy cerca de El Pobal está la Vía Verde de los Montes de Hierro, que con sus 42 kilómetros es la más extensa de Bizkaia. Sigue el trazado de un antiguo tren minero que cruza las Encartaciones entre Kobaron y Traslaviña, y en su recorrido asoman los restos del pasado industrial de la zona, como minas, ferrerías, hornos o cargaderos de mineral volcados sobre el mar.

Uno de los restos de la explotación minera que hubo en esta zona es el Museo Antigua Fábrica de Dolomitas, de donde se sacaba el mineral de la dolomía y se transportaba mediante un tranvía aéreo de casi 3 kilómetros de longitud entre la cantera y la fábrica. Gracias a una de las voladuras realizadas en esta cantera se descubrió en 1957 uno de los mayores tesoros de las Encartaciones, la cueva de Pozalagua

Esta cueva es una auténtica catedral de piedra, repleta de estalactitas y estalagmitas que adoptan las formas más variadas, como un arrecife de coral que hubiese crecido en la roca. Pero lo que convierte a Pozalagua en un lugar único para visitar es que en esta cueva se encuentra la mayor concentración de estalactitas excéntricas del mundo. Estas finas y delicadas formaciones creadas a lo largo de millones de años crecen hacia arriba, desafiando las leyes de la naturaleza y creando una visión sobrecogedora, especialmente en la sala central de la cueva, llamada ‘Versalles’ porque las formas de las estalactitas recuerdan la decoración de los palacios barrocos. 

Pozalagua se encuentra bajo el suelo del parque natural de Armañón, ubicado entre Karrantza y Turtzioz. Este parque natural destaca por su espectacular paisaje kárstico y por la abundancia de encinares y hayedos mediterráneos, especies de climas más templados que crecen allí gracias a su particular microclima. Además de Pozalagua, el suelo de Armañón es un paraíso para la espeleología con más de 200 simas, cuevas, torcas y grutas, como la extensa Torca del Carlista. 

En Galdames, entre montes, bosques y viñedos de txakoli, atravesando fosos y murallas a través de su puente levadizo, se encuentra la Torre Loizaga, una fortaleza del siglo XIII que guarda en su interior una de las mayores sorpresas de las Encartaciones: la mayor colección privada de Europa de la mítica marca de automóviles de lujo Rolls-Royce, con los 45 modelos producidos por la prestigiosa marca británica entre 1910 y 1998 en perfecto estado de conservación. Para completar la visita también se exponen una treintena de vehículos antiguos y clásicos como recién sacados de fábrica, como deportivos de las marcas Ferrari, Lamborghini o Jaguar y elegantes coches fabricados en los años 30 por Bentley o Hispano-Suiza. 

En las calles de las villas medievales de las Encartaciones parece que no ha pasado el tiempo. En una visita guiada entre las iglesias, palacios y plazas del casco histórico de la

villa de Balmaseda - la primera fundada en Bizkaia, en 1199 -, no nos podemos perder el inconfundible Puente Viejo o de la Muza, construido en el siglo XIII como paso para las mercancías que iban entre la costa y la meseta; el Museo de las Historia de Balmaseda ubicado en la iglesia de San Juan, donde el reloj toca el himno de la localidad tres veces al día; el Conjunto Monumental de Santa Clara formado por una iglesia, un convento y una preceptoría; o la majestuosa San Severino, la iglesia gótica de tres naves situada junto a la casa consistorial. Y, por supuesto, probar unas deliciosas alubias cocinadas en una putxera, como las que preparaban los ferroviarios de antaño utilizando el vapor de los trenes que conducían, y visitar La Encartada Fabrika-Museoa para descubrir de cerca cómo se fabricaba la txapela, la boina que más nos identifica en Bizkaia. 

El municipio más pequeño de Bizkaia, Lanestosa, conserva la esencia de las villas medievales en el trazado de sus calles empedradas, en el viejo puente medieval que cruza el río Calera, en sus casas con balcones corridos y en sus palacios. Paseando por sus callejones parece que nada ha cambiado desde que se fundó en el siglo XIII.