Estamos tan orgullosos de nuestras costumbres y de una identidad cultural que nos hace únicos, que no nos conformamos con estudiarla y preservarla como un recuerdo de cómo fuimos, sino que forman parte de nuestra vida diaria y las disfrutamos intensamente.

Sin duda, el mejor ejemplo de ello, y posiblemente nuestro mayor patrimonio cultural, es el euskera, el idioma que compartimos todos los vascos y la herramienta que utilizamos para expresar nuestra manera de ver el mundo. Se trata de la lengua más antigua de Europa, y aunque existen varias teorías sobre sus orígenes –algunas tan divertidas y originales como que era el idioma que se hablaba en la torre de Babel–, se desconocen sus raíces. 

Pese a las dificultades que ha atravesado a lo largo de los siglos para llegar hasta nuestros días, debido a que era un idioma que se usaba casi exclusivamente oralmente, y a que tuvo que superar la prohibición de ser hablado y enseñando, hoy en día el euskera está más vivo que nunca en nuestros pueblos y ciudades. Un buen reflejo de la buena salud del euskera es el éxito de los concursos de bertsolaris, artistas del lenguaje que improvisan con ritmo sus rimas en euskera ante un público entregado.

Una buena forma de conocer nuestro carácter y descubrir una de nuestras pasiones es practicar nuestros deportes tradicionales. En palabras del aventurero e influencer, Gotzon Mantúliz, "una manera de encontrarnos con nuestros orígenes y mantener las tradiciones". 

El más conocido de nuestros deportes tradicionales tal vez sea la pelota vasca, una disciplina que sólo necesita de una pared, una pelota y dos jugadores para poder disfrutarse. El objetivo de los peloratis, las personas que practican este deporte, es golpear la pelota con la mano dando en la pared por encima de una línea y evitar que la pelota de dos botes o más en el suelo. Pese a la aparente sencillez de las reglas, es un deporte tan emocionante de ver en directo como exigente de practicar. Requiere de una gran coordinación, resistencia y habilidad. Como Gotzon, cualquiera que haya golpeado con la mano desnuda una pelota hecha con madera de boj, lana y cuero, sabe que es más duro de lo que parece.

En los pueblos de la costa de Bizkaia se puede acudir a disfrutar de otro de nuestros deportes más espectaculares, las regatas de traineras, herederas de las carreras que emprendían las embarcaciones de antaño cuando se hacían al mar a toda la velocidad para ser las primeras en obtener sus capturas y volver con ellas a puerto. Hoy en día es un deporte muy popular, en las rías es muy habitual ver alguna embarcación entrenando, y se disputan competiciones que reúnen en las orillas a seguidores de todas las edades en un ambiente festivo, muchas veces animado por la sana rivalidad entre embarcaciones de pueblos vecinos. 

Los herri kirolak, los deportes surgidos de las tareas del campo, también son una muestra de nuestra identidad. Y reflejan perfectamente cuánto nos gustan los retos en Bizkaia. De la tarea de talar árboles surgieron los aizkolaris, que se desafían para demostrar quién es capaz de cortar más rápido un tronco; de la necesidad de segar los campos nacieron los segalaris, que se disputan el honor de cortar la hierba más rápido y mejor que sus rivales; la soka-tira consiste en dos equipos que tiran cada uno del extremo de una cuerda para demostrar cuál de los es más fuerte... y habilidoso; y en los asombrosos concursos de perros pastores, se decide cual de estos amigos indispensables de los pastores desempeña mejor ciertas tareas siguiendo las indicaciones de su compañero humano, como realizar circuitos o dirigir un rebaño de ovejas hasta el redil. Y que decir de los harrijasotzailes, ¡son capaces de levantar hasta el hombro piedras de más de 300 kilos!

En las fiestas de los pueblos nunca faltan demostraciones de herri kirolak, ni tampoco la música y los bailes tradicionales. Durante las fiestas populares las bandas de txisturalis, con sus flautas típicas y sus tamboriles, alegran las calles, mientras que en las plazas se celebran exhibiciones de las coloridas danzas tradicionales vascas, y los más pequeños se divierten entrando por la boca del gargantúa, un gigante tragón, y bajando por el tobogán que oculta en su interior.  

La gastronomía es otro de nuestras tradiciones imprescindibles. La actual innovadora y reconocida cocina vasca se basa y, sigue respetando, el valor de la tradición y el saber hacer de las recetas tradicionales, que se siguen preparando en restaurantes, asadores y fogones por toda Bizkaia. Todo ello con mostrando aprecio por los productos locales que producen los baserris, nuestros caseríos; por las delicias que los arrantzales, los pescadores, nos traen del mar; o por nuestro txakoli, un deliciosos vino con carácter propio que cuenta con gran arraigo en Bizkaia. 'Ir de pintxos', ir de ronda por los bares degustando los deliciosos bocados de alta gastronomía que nos sirven en las barras de todos los pueblos y barrios, también es una de nuestras costumbres más arraigadas, y los 'txikiteros', las cuadrillas que van de bar en bar cantando a coro las canciones de toda la vida, son toda una institución en la Bizkaia.

Quién quiera descubrir las tradiciones de Bizkaia y disfrutar de nuestras raíces, no tiene más que prestar atención y escuchar. Podrá oír conversaciones en un idioma milenario, disfrutar del inconfundible sonido de la pelota chocando contra la pared del frontón o de los remos de las traineras entrando en el agua entre los gritos del patrón, sentir el hacha de los aizkolaris cortando el aire y el esfuerzo de harrijasotzailes y segalaris, sorprenderse con los silbidos y las instrucciones de los pastores a sus perros, y dejarse llevar por la música tradicional que alegra las calles en fiestas y celebraciones.

Disfrutando de nuestras raíces y nuestro deporte con Gotzon Mantuliz