Gernika es uno de los lugares más ligados al alma de Bilbao Bizkaia. Esta localidad en la cabecera de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai acoge el Árbol y la Casa de Juntas de Gernika, símbolo de la libertad de todo el pueblo vasco. Desde al menos el siglo XIV el Árbol de Gernika ha sido testigo de las reuniones de uno de los parlamentos más antiguos de Europa.

A él acudían los representantes de los y las ciudadanas de Bizkaia para debatir sobre los fueros, las leyes que se aplicaban en el Señorío de Bizkaia, al oír la llamada de los cuernos desde los cinco montes bocineros estratégicamente repartidos por todo el Territorio. El Kolitza en Enkarterri; el Ganekogorta en Bilbao; el Gorbeia en Arratia-Nervión; el Oiz en Durangaldea, Lea Artibai y Urdaibai; y el Sollube, en Bermeo, Urdaibai y el Valle de Asua.

Hoy, como ayer, la neoclásica Casa de Juntas sigue siendo sede de las Juntas Generales de Bizkaia, y el actual Árbol de Gernika, descendiente directo del primer roble del que se tiene constancia, continúan presidiendo muchas de las ceremonias políticas más importantes del Territorio y de todo Euskadi, como la toma de posesión del Lehendakari, el presidente del Gobierno vasco.

En Bizkaia existen otras dos casas de juntas que también son sede del gobierno del Territorio. La Casa de Juntas de Gerediaga, en Abadiño, era el lugar en el que los representantes de Durangaldea se encontraban para tratar sobre el gobierno de la comarca y se elegían a los delegados que deberían participar en las Juntas de Gernika. Junto a la ermita de San Salvador y San Clemente se encuentra la campa foral y las piedras donde tomaban asiento los delegados de las juntas. En la Casa de Juntas de Avellaneda, por su parte, se citaban hasta principios del siglo XIX los representantes de los concejos de Enkarterri. Ubicada en Sopuerta, el edificio ha sido restaurando para albergar el Museo de Las Encartaciones, un recorrido por la historia de esta comarca que incluye piezas desde la prehistoria hasta mediados del siglo XIX.

Los deportes tradicionales también son parte imprescindible de la esencia de Bizkaia. Las traineras que sortean las olas en las rías, bahía y estuarios de nuestra costa, la habilidad de los y las aizkolaris cortando troncos con sus hachas y sierras, la asombrosa mezcla de fuerza y equilibrio de los y las harrijasotzailes, el trabajo en equipo de la sokatira, la resistencia de los y las barrenadoras haciendo agujeros con una barra de hierro… Todos ellos son herederos de las tareas de la mar, del campo y de la mina y del gusto que sentimos por los desafíos.

Pero, sin duda, la pelota es el deporte tradicional que reina en Bizkaia. En todos los pueblos del Territorio hay un frontón en el que se practican algunas de sus modalidades. La más conocida es la pelota-mano, en la que los contrincantes deben golpear la pelota hecha de madera, lana y cuero con la mano desnuda y lanzarla contra la pared por encima de una línea. Los partidos profesionales de pelota son verdaderos acontecimientos deportivos en Bizkaia, con partidarios de los y las pelotaris animando desde las gradas, los y las deportistas luchando por cada punto y con el inconfundible sonido de la pelota golpeando violentamente contra la pared como banda sonora. Todo un espectáculo.

El euskera, el milenario idioma que comparte el pueblo vasco, es otra de nuestras señas de identidad. Aunque el origen de esta lengua preindoeuropea es desconocido y se pierde en la noche de los tiempos, continúa manteniendo su presencia en las calles de Bizkaia. Se trata de una lengua viva que crece y se adapta a los nuevos tiempos y necesidades sociales, aunque mantiene sus particularidades y su conexión con el entorno. Tanto es así que en las diferentes comarcas y zonas de Bizkaia conserva sus rasgos diferenciales y expresiones, lo cual no hace sino enriquecer el patrimonio lingüístico de Bilbao Bizkaia.

Una de las muestras de la vigencia del euskera en la Bizkaia actual es el bertsolarismo, la improvisación de versos en euskera. En encuentros informales o en campeonatos, los y las bertsolaris componen sus versos siguiendo unas determinadas normas de rítmica y métrica a partir de temas sugeridos en el momento, una tradición que lleva siglos emocionando, haciendo reflexionar o provocando la risa en el público.

La mitología también está presente en nuestro día a día, y casi en cualquier lugar del Territorio nos podemos encontrar con rastros de la presencia de los seres de leyenda que ya conocían nuestros ancestros: Mari, la diosa madre que reparte su tiempo entre el Anboto, en el Parque Natural de Urkiola, y la cueva de Supelegor de Zeanuri, en pleno Parque Natural de Gorbeia; el Basajaun que habita en lo más profundo de los bosques; los galtxagorris, pequeños duendecillos que suelen dejarse ver en Kortezubi, cerca de la prehistórica cueva de Santimamiñe en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai; las lamias, con sus cuerpos de mujer y parte inferior de pato o pescado, que suelen morar cerca del mar, como en Elantxobe, o de los arroyos más recónditos.

Existen otros personajes legendarios a los que se le tiene especial cariño en Bilbao Bizkaia, Olentzero y Mari Domingi. Ambos viven todo el año en Izenaduba, el caserío mágico en el que se reúnen todos los personajes de la mitología vasca para hacer las delicias de los más txikis de la casa. Fieles a su cita navideña, el 24 de diciembre de cada año Olentzero y Mari Domingi salen acompañados de su fieles galtxagorris por las calles de todos los pueblos de Bizkaia en coloridos desfiles animados con música y sus tradicionales canciones, aunque se tienen que retirar pronto, ya que esa misma noche reparten regalos e ilusión por todos los hogares de Bizkaia.

Otra de las costumbres navideñas más arraigadas es el mercado de Santo Tomás, que se celebra el 21 de diciembre. Esta tradicional feria navideña se celebra a lo largo y ancho de toda Bizkaia, aunque es en Bilbao donde alcanza su mayor expresión. El paseo del Arenal y la Plaza Nueva del Casco Viejo de Bilbao se llenan con puestos con lo mejor de nuestros baserris, ingredientes fundamentales para las recetas de navidad más típicas de nuestra gastronomía: capones, verduras, legumbres, castañas, rosquillas, miel, queso Idiazabal y de Karrantza, artesanía… Lo mejor del mundo rural de Bizkaia en la ciudad.

Además, como la presencia de tantos manjares hacen aflorar el apetito, el mercado de Santo Tomás se complementa con puestos en los que se puede degustar talo con chorizo, uno de los bocados imprescindibles de las ferias. Eso sí, siempre acompañado por una buena sidra de los productores locales o de un txakoli bien fresquito. Para rematar la jornada, nada como pasear entre los puestos de los mercados navideños que se organizan por toda la ciudad, o acercarse hasta el antiguo Convento de la Encarnación, en Atxuri, para hacerse con alguno de los dulces que se preparan en los conventos del Territorio.

Otro de los eventos que representan la identidad de Bizkaia es la Durangoko Azoka. Donde, desde su inicio en 1965, ha sido el lugar idóneo para conocer los trabajos de editoriales y discográficas de Euskal Herria. Un espacio donde escritores y músicos tienen la oportunidad de acercarse a sus lectores y oyentes. Pero tal y como sucedía al principio, la Azoka no es solo una feria de libros y discos. Los primeros días de diciembre, Durango es el lugar de encuentro de euskaldunes y aficionados a la cultura vasca y ofrece una oferta cultural amplia para todo tipo de públicos.

  • Sentimos un fuerte vínculo con la tierra y el mar. Ambos medios han forjado un carácter auténtico y diferente, el nuestro, que se revela en costumbres y tradiciones ancestrales, nuestra reconocida gastronomía, la particularidad de nuestros deportes autóctonos y los ritmos de nuestras músicas y danzas.

    Sin olvidar nuestra preciosa lengua, el euskera, que embellece la palabra por medio de los bertsos, entre otras expresiones.