Símbolo de la ciudad de Bilbao

A día de hoy, lo que ya es un símbolo de la ciudad de Bilbao, el Museo Guggenheim celebra su 25º aniversario. Este museo de arte contemporáneo fue diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry y representa uno de los proyectos culturales más ambiciosos del anterior siglo, siendo uno de los museos más reconocidos en todo el mundo. Se podría decir que la aparición del museo supuso un punto de inflexión en toda la ciudad.

Desde sus primeros años, el Museo Guggenheim Bilbao ha ido desarrollando una colección de significativas obras de arte, partiendo de la segunda mitad del siglo XX hasta llegar hasta nuestros días.

De entre las que en la actualidad conforman este museo, algunas destacan por ser iconos de la contemporaneidad, obras que desde el incio han ganado la admiración del público y se han convertido en verdaderos referentes del arte contemporáneo.

Si nos sumergimos por las increíbles y modernas instalaciones del museo podemos encontrar diferentes esculturas, pinturas, clásicos e incluso exposiciones y colecciones permanentes y temporales.

Las obras imprescindibles

Entre las obras más destacadas y reconocidas a nivel internacional, podemos mencionar diversas obras por autores muy conocidos, como “Lo profundo es el aire” de Eduardo Chillida, “Installation of Bilbao” de Jenny Holzer, “Tulips” de Jeff Koons, el óleo sobre lienzo “Sin título” de Mark Rothko, “La materia del tiempo” de Richard Serra o “Maman” (la araña) de Louise Bourgeois.

El legado de Eduardo Chillida

Entre todos los artistas que componen las obras del museo, no podemos olvidarnos de Eduardo Chillida. En cinco décadas, se convirtió en uno de los artistas vascos más importantes del siglo XX y fue una figura reconocida internacionalmente. Cuenta con diversas esculturas públicas monumentales y de ubicación específica, así como obras de tamaño más convencional.

En sus obras solía utilizar materiales que representaban las tradiciones vascas en la industria, la arquitectura y la agricultura, y que también recordaban el paisaje característico vasco.

Foto: guggenheim-bilbao.eus

Los tulipanes de Jeff Koons

Además del perro Puppy, el artista Jeff Koons cuenta con otra hermosa escultura digna de visitar junto al Guggenheim. Los Tulipanes se encuentra ubicada en un extremo de la terraza, en la fachada posterior del museo y además de aportar un gran colorido al espacio, es de los principales atractivos del museo por el contraste que transmite con el color propio del museo.

Se trata de un ramo de flores concebidas a modo de globos de colores de proporciones gigantescas. En concreto, es un ramo de siete tulipanes de cinco metros de largo diseñados como grandes globos de colores luminiscentes.

Por supuesto, no solo se trata de la escultura de un ramo de tulipanes, sino que está diseñada y pensada de tal forma que transmite una sensación de contraste con el acero con el que ha sido elaborado, provocando ironía y asombro al visitante y potenciando su aspecto artificial.

Foto: guggenheim-bilbao.eus

La araña del museo

Mamá (Maman), de casi 9 metros de altura, es una de las esculturas más ambiciosas de Bourgeois, y se encuentra en el exterior del museo junto a la ría. Todos los días centenares de turistas se acercan boquiabiertos y fascinados para sacar fotos. Es sin lugar a dudas una de las obras más reconocibles de todo el museo.

El tema central de la obra es la maternidad. La madre, en este caso la propia araña, es protectora y depredadora al mismo tiempo, teje la seda tanto para fabricar el capullo como para defenderse de los depredadores. Representa, en pocas palabras, los sentimientos de protección de la madre hacia sus hijos, y de depredadora frente a sus enemigos. Una obra muy reconocible que rompe con lo tradicional y refleja la modernidad del museo.

Foto: guggenheim-bilbao.eus

La instalación de Bilbao

Se trata de una obra de Jenny Holzer donde trata de colocar textos sorprendentes que llaman la atención a todo el visitante. Es una de las obras del museo que más llama la atención y más curiosidad despierta por su propia singularidad. Muchos de los turistas se quedan fijamente observando el texto y el propio mensaje que quiere transmitir la propia autora.

Una obra que trata de transformar el arte en un artículo comercial y de consumo y la relación entre lo personal y lo político. No cabe duda de que estamos frente a una obra única que no pasa, ni mucho menos, desapercibida.

Foto: guggenheim-bilbao.eus

La materia del tiempo de Richard Serra

No podemos olvidarnos de las obras de Richard Serra que simulan estar recorriendo un laberinto dentro de la propia sala. Estas obras se transforman a medida que el visitante las recorre y las rodea, creando una vertiginosa e inolvidable sensación de espacio en movimiento.

En la instalación también hay una progresión del tiempo. Por un lado, el tiempo cronológico que se tarda en recorrerla y observarla de inicio a fin; por otro, el tiempo de la experiencia en el que los fragmentos del recuerdo visual y físico permanecen, se combinan y se re-experimentan.

Foto: guggenheim-bilbao.eus

Puppy, el perro guardián

Por último, pero no por ello menos importante, tenemos a Puppy, el perro guardián del Guggenheim. Esta obra está decorada con plantas en floración, las cuales se van cambiando con el paso del tiempo. Según Jeff Koons la finalidad de la obra es atraer, suscitar optimismo e infundir, "confianza y seguridad".

Puppy es otro de los grandes atractivos del museo, y para ello solo hace falta ver el gran número de visitantes que cada día se acercan para fotografiarse con él.

¡No podrás irte de Bilbao sin tener una foto con el perro más famoso de toda la ciudad!

Foto: guggenheim-bilbao.eus