La conexión de Bilbao con el Reino Unido durante la industrialización en el siglo XIX trajo consigo a multitud de trabajadores británicos que, en sus ratos libres, practicaban un extraño juego de pelota desconocido en Bizkaia. Si bien al principio sólo era un entretenimiento de foráneos, los estudiantes de Bizkaia que volvían de formarse en las escuelas y universidades británicas adoptaron con entusiasmo el nuevo deporte, dando pie en 1898 a la fundación del Athletic Club.

A partir de ese momento, todo cambió en Bilbao Bizkaia. Comenzaron los campeonatos, una sana rivalidad con los equipos del entorno y el peregrinaje dominical a los campos donde los equipos medían sus fuerzas. Y ante la buena acogida del nuevo deporte, que causaba furor entre la población local, en 1913 se inauguró un nuevo estadio en unos terrenos que pertenecían al vecino asilo de San Mamés, del cual tomó su nombre.

Muchas cosas han cambiado en el fútbol desde que se inaugurase aquel primer San Mamés, pero una que permanece sin cambios es la filosofía del Athletic Club, su mayor seña de identidad: jugar únicamente con chicos y chicas nacidos en Euskadi o criados futbolísticamente en este territorio. Una forma diferente de vivir el fútbol, desde la cantera, con jugadores y jugadoras que han vivido la pasión por los colores rojiblancos desde pequeños, llevando al Club siempre en el corazón.

Y, pese a lo que pudiera pensarse, esta filosofía se ha convertido en una de las grandes fortalezas del Athletic Club. En sus más de 120 años de vida ha conseguido ganar la Liga en 8 ocasiones en categoría masculina - siendo uno de los tres únicos equipos que han disputado todas las ediciones en primera división - y 5 en categoría femenina, se ha alzado 24 veces como campeón de Copa, ha logrado 3 Supercopas y ha participado en numerosas ocasiones en competiciones internacionales.

La relación entre Bilbao y el Athletic Club se puede apreciar cualquier día en las ventanas y los balcones de la ciudad, que siempre exhiben los colores rojiblancos, especialmente los días de partido. Y paseando por el Botxo - como los bilbaínos y bilbaínas llaman cariñosamente a su ciudad – se pueden descubrir lugares directamente relacionados con el club. Por ejemplo, el Palacio Ibaigane, en la calle Alameda Mazarredo del Ensanche, alberga las oficinas y la sede oficial del Athletic Club, mientras que el puente y la iglesia de San Antón, en el corazón de Bilbao, aparecen tanto en el escudo de Bilbao como en el del Athletic Club. En la Campa de los Ingleses, en la margen izquierda de la Ría de Bilbao, hubo en su momento un cementerio británico, astilleros y muelles, y fue donde el fútbol dio sus primeros pasos en Bizkaia. En esa misma zona se pueden visitar hoy en día el Museo Guggenheim Bilbao, la Torre Iberdrola, el Palacio Euskalduna, el Paraninfo de la UPV / EHU, la Biblioteca de la Universidad de Deusto, esculturas al aire libre de artistas internacionales… un verdadero museo al aire libre.

Otro lugar lleno de simbolismo para todos y todas las athleticzales - la afición del Athletic Club - es la Basílica de Begoña, un lugar de especial significado para todos los bilbaínos y bilbaínas, ya que guarda en su interior la imagen de la Virgen de Begoña, la venerada ‘Amatxu’. Allí acuden todos los años los y las jugadoras del Athletic Club para homenajear a la virgen y para brindarle los títulos conseguidos. La propia Ría, la columna vertebral de Bilbao, también es un lugar de referencia para la afición rojiblanca. Desde los años 80, el Athletic ofrece los títulos conquistados desde la Gabarra, un barco de suelo plano que surca toda la Ría, a una afición que jalea a su equipo a lo largo de ambas riberas desde Getxo, Portugalete y Santurtzi, pasando por debajo del Puente Bizkaia, hasta el centro de la capital. La Gabarra espera las celebraciones de los títulos en el Itsasmuseum, junto a la famosa grúa Carola. Y, como curiosidad, en la Plaza Jado tres leones guardan la fuente que se asemeja a la Copa Coronación ganada en 1902 por el equipo rojiblanco.

Otra de las paradas ineludibles para los seguidores y seguidoras del Athletic Club es Lezama, la auténtica cantera donde se pulen los talentos futbolísticos antes de dar el salto a los primeros equipos. Las modernas instalaciones de la academia rojiblanca acogen la preparación y los entrenamientos de los equipos de distintas categorías, desde fútbol base hasta las plantillas profesionales, manteniendo siempre la filosofía y los valores de un club único.

Pero para descubrir la esencia del Athletic Club lo mejor es visitar el nuevo San Mamés, un espectacular campo inaugurado en 2013 que se levanta en el mismo lugar que su predecesor y que ha sido premiado como mejor edificio deportivo del mundo en 2015 en el World Architecture Festival y Venue of the Year 2017 en el World Football Summit. Con capacidad para 53.331 espectadores y espectadoras, el perfil del nuevo San Mamés ya se ha convertido en uno de los iconos más atractivos de Bilbao, especialmente cuando su blanca fachada se ilumina por las noches. Algunas de las mejores maneras para ver en todo su esplendor la iluminación de La Catedral, como se denomina popularmente al estadio, son subir en el funicular hasta el mirador de Artxanda, o pasear por los muelles de Olabeaga, Zorrotzaurre y Deusto.

San Mamés alberga el Athletic Club Museoa, una visita imprescindible para descubrir el corazón del Athletic. En su interior se encuentran algunos de los símbolos más importantes del club: la sala de trofeos o más de 1.000 objetos originales que repasan la trayectoria del Athletic Club desde su fundación. Además, se puede conocer su historia y su filosofía a través de diferentes exposiciones y experiencias interactivas.El tour por San Mamés es una oportunidad única para entrar en los vestuarios en los que se preparan los equipos, salir por el túnel de vestuarios pasando junto al busto de Pichichi - Rafael Moreno Aranzadi, el mítico delantero ante el cual la tradición manda que los equipos que juegan por primera vez en San Mamés deben hacer una ofrenda floral -, y pisar el césped de La Catedral como lo hacen los y las auténticas futbolistas profesionales. Aunque también podemos sentarnos en el banquillo y dar instrucciones, o dar nuestras opiniones sobre lo visto en el campo en la sala de prensa. Para terminar la visita, nada como subir al Palco Presidencial para disfrutar de la mejor perspectiva de un campo a la altura de su afición y, como no podía ser de otra manera en Bilbao, disfrutar de la gastronomía con vistas al estadio en el restaurante o los dos bares que hay en su interior.

Aunque sin duda, cuando más brilla San Mamés, es cuando el Athletic Club juega de local y el estadio se llena con los colores rojiblancos. El rugido de la afición, la cercanía con el terreno de juego, los cánticos, el himno atronando por megafonía, la emoción del partido, los bocadillos del descanso, la alegría de los goles… Vivir un partido del Athletic Club en San Mamés es una experiencia única.

El ritual dice que los días de partido, antes de ir a San Mamés, hay que pasar por los bares de la calle Licenciado Pozas, de García Rivero, del Casco Viejo y del entorno de La Catedral para reunirse con la cuadrilla y tomar unos pintxos para coger fuerzas y encaminarse desde allí hasta el estadio entre cánticos. Los bares y las peñas del Athletic Club repartidas por toda la ciudad y por Bizkaia también suelen ser punto de encuentro para ir a San Mamés o para que la afición disfrute de la emoción de los partidos. Una vez terminado el encuentro, estas mismas calles y bares se vuelven a llenar con los y las aficionadas que salen del estadio.